CONVIVENCIA FELIZ
La vivienda es un primer piso derecha A.
Aquí vive un matrimonio con sus dos hijos. Uno mayorcito, y el otro pequeñito.
El piso tiene un hall de entrada, y la cocina con terraza; un comedor con terraza y un largo pasillo: a su mano izquierda dos baños; enfrente, el cuarto del Ordenador; y, a la izquierda, dos dormitorios: el de los niños y el conyugal.
A la hora del escrito, el papá se ha marchado a trabajar. La mamá, aseada y en bata, está en la cocina preparando los desayunos de ella y los niños y la comida del mediodía para cuando llegue papá.
El pequeño duerme en su cuna, instalada en el dormitorio conyugal. El mayor juega en el pasillo con dos pelotitas, un cochecito sin puertas, una muñequita, y un dinosaurio.
Él ha hecho correr por el pasillo al coche con su muñequita dentro, que, inesperadamente ha entrado en el cuarto de baño. Al escuchar unos ruidos como el que hacen las gotas de agua al golpear contra el cristal de las ventanas, ha dejado los juguetes y salido corriendo hacia la cocina, cogiendo a su mamá de la bata, diciéndole como lo dicen los niños, tirando de ella:
--Mamá, está lloviendo o hay goteras en el cuarto de baño. ¡Ven, mamá¡
La madre, riendo, ha ido con él al cuarto de baño. Le ha dicho:
-Mi niño, no llueve. Es el vecino de arriba que está meando golpeando el agua de la taza del váter, el majadero.
Estate tranquilo y sigue jugando.
El niño seguía jugando, pero una pelotita roja le entró en el mismo cuarto de baño. Escuchó como unos ruidos y unos rebuznos como de asno. Se asustó y fue corriendo a la cocina para avisar a su madre y traerla al cuarto de baño.
-Mamá, mamá, he escuchado truenos, Ven al cuarto de baño. La abuela Daniela dice que los Asnos, cuando hay truenos, rebuznan, y yo he escuchado truenos y rebuznos.
La madre fue con el niño al cuarto de baño; le dijo:
-Mi niño, es el vecino de arriba, o su hijo, que se tira tremendos cuescos y rebuzna de alegría; lo sé de seguro.
Sigue jugando mi niño.
El niño siguió jugando. Lanzó el coche hacia la habitación del Ordenador. Fue a por él y escuchó algo raro, como frotamientos contra la pared, como hace el hipopótamo al defecar, o los monos y las monas al tocarse entre ellos.
El niño se asustó y fue corriendo a su mamá.
-Mamá, mamá, en la habitación del Ordenador se escuchan cosas raras. ¡Ven¡
La mamá fue con él y le dijo:
-Mi niño, es una pareja de recién casados que no cesan de follar. Se frotan y se abrazan no pudiendo evitar que sus risas se parezcan a las de los monos y las monas. Los golpes contra la pared es cuando el chico atrapa a la chica.
-Mamá, ¿eso es follar en el arte de amar?
-¡Pero niño¡
-Sí mamá, mi amigo Culo Roto, me ha dicho, que amar es meter la pilila por el ojo de una cerradura; o meterla en el agujero de un ladrillo cara vista. Que, un día, le obligaron a hacerlo al compañero del colegio Caracola; aunque, cuando la sacó, sangraba un poco torciendo la boca de dolor el pobre. ¿Es verdad?
-No mi niño, no. ¿Pero cómo sois tan brutos? Eso no se hace.
-Mamá, yo no.
-Hijo, hay que aprender muy bien a hacerlo y ser muy amable y cariñoso con el bello sexo que amemos Es cierto que hay un agujero que atrae a la hembra y al macho. Antaño era el nuestro. Hoy parece que atrae más el de los muchachos gracias a los curas de la iglesia; pero esto no es tan bueno.
Anda, sigue jugando, que se me queman los garbanzos. Cuando seas mayor, de seguro que aprenderás muy bien y sin leerlo. No te fíes de lo que te cuenten los demás ni los maestros. El libro de la Vida nos da buenos y malos consejos. Ya aprenderás.
-Mamá, mamá, en el Colegio nos enseñan a rebuznar, como hacen en la Catequesis.
-Anda, sigue jugando; y, cuando venga papá, se lo cuentas a él.
-No, mamá. Caracola dice que todos los padres son borricos que no saben más que rebuznar; y que su ilusión es trabajar y follar.
Se escuchó un bronco sonido y un estridor desapacible. El niño exclamó:
-Mamá, mamá, ya están el asno y la lerda pollina haciendo de las suyas.
-Anda, hijo, calla y ven. Ya tienes listo el desayuno.
-Daniel de Culla